"Ese gesto"

Son muchas las cosas que pueden ser atractivas en el otro. Las más verdaderas, son aquellas que se pueden nombrar, pero que difícilmente se puedan describir.

Mantienes vigente ese gesto que desde chica adquiriste como don. Aquel con el que a los 4 años me conociste y me sonreíste por primera vez. Aquel con el que caminabas por la calle, ibas a la escuela y jugabas a la rayuela. Ese gesto que mostrabas cuando un dibujo no salía bien. Entonces golpeabas con bronca la mesa echándole la culpa al lápiz, que terminaba quebrado y reemplazado por uno nuevo. Ese gesto que se marcaba cuando terminabas de armar un rompecabezas de 200 piezas que estuviste preparando durante dos semanas. Sin embargo el último rompecabezas, de 201 piezas, nunca lo pudiste terminar. "Siempre me queda una pieza que no encaja, y tengo que volver a empezar", me decías cada tarde, mientras tomábamos un mate y comíamos un pastel de limón preparado por tu hermano. En cada momento tu presencia llevaba ese gesto. Y es el gesto que llevas hoy todavía, cuando te sientas en la silla de tu oficina y tomas el café de todas las mañanas. Es el gesto que traes a cada una de esas reuniones que se organizan cada tanto, a las cuales llevas ese delicioso pastel de limón, esta vez preparado por vos. Tienes aún ese gesto que se marca cuando por las noches apareces en el teatro y vives creando personajes que la gente aplaude y ovaciona; ese gesto que se forma cuando un accidente no permite que vuelvas a hablar con tu padres. Es ese gesto que reflejas cuando todo se arma, se desarma y se vuelve a armar, una y otra vez. Hace tanto tiempo que te conozco, y aún no puedo describirlo.