En
la edición anterior cubrimos la lamentable eliminación de Chile en la
primera ronda del Mundial adulto. Pero como argumentó Freddy el show
debía continuar aunque nosotros viéramos las etapas finales por TV. Y
así fue. Los dos clasificados de nuestros grupo, Turquía y Perú,
tuvieron una dispar suerte en sus siguientes duelos. Mientras los
europeos llegaron a la final los incaicos hicieron las maletas en
octavos de final tras caer ante Bulgaria.
Los otros
representantes sudamericanos tampoco tuvieron mucho mejor suerte.
Mientras Argentina también abandonó la competencia en octavos ante
Inglaterra, Brasil se despidió en cuartos ante una inspirada Turquía.
El
camino de Italia hacia el título fue intenso. Los dos primeros
obstáculos fueron relativamente sencillos al derrotar por 3-1 tanto a
Alemania como a Inglaterra. En ambos compromisos utilizaron la misma
formación que usaron durante todo el evento. Nos referimos al famoso
árbol navideño -que intentamos utilizar con Chile sin suerte- a base de
pases cortos, línea de 4 en el fondo, 3 volantes de corte y ataque de
flecha. Con la misma fórmula dejaron en el camino al último campeón,
Polonia, con un 3 a 2 final en un partido con más de 20 ocasiones de gol
por lado.
Para la final ante Turquía la incertidumbre era saber
si la banca italiana repetiría la receta o si pondría sobre la cancha
alguna sorpresa. No la hubo, la misma táctica que pudo con sus
antecesores derribó a los turcos en un encuentro de acciones parejas que
se decidió a poco del final gracias a la efectividad de un hombre
proveniente de la banca, Daniele Grifoni.
Cabe
señalar a modo de contexto que antes del cuadro final Italia compartió
grupo con Moldavia, Sudáfrica y Suiza ubicándose primera. En las
clasificatorias sus rivales fueron Costa Rica, Filipinas, República
Checa y Rusia. en dicha instancia también terminaron liderando. En toda
su participación NO perdieron ningún partido, por lo que difícilmente el
título debería sorprender a alguien.