Terminó otra temporada y en
pleno receso es momento del balance. Es, al menos, un ejercicio que
todos los verdaderos amantes de MZ debiéramos realizar. Atrás quedaron
las 22 fechas de la liga y el interminable itinerario de cuanta copa
adulta o juvenil pasó por nuestro calendario. Se ganaron muchos, se
empataron algunos y perdieron otros tantos. Pero más allá de los
resultados, lo importante es definir qué tan cerca estuvimos de cumplir
nuestros objetivos. Después de todo, aunque esto sea sólo un juego todos
de una u otra forma nos ponemos metas.
Para mi modesto club el
objetivo inicial era aprovechar la experiencia del “asilo ambulante”
para pelear un puesto en el podio del CN. Comenzamos con más certezas
con dudas producto del profundo conocimiento que a través de las
temporadas adquirí de mis muchachos. Atrás quedaba una exitosa campaña
en la división 1.1 y era momento de volver a enfrentar a los grandes. Y
estuvimos cerca, al terminar la primera rueda peleábamos el tercer lugar
con buenas perspectivas de seguir encumbrados. Sin embargo, un par de
experimentos tácticos poco oportunos y el estigma de equipo carretilla
nos pasaron la cuenta y terminamos relegados a un (in)cómodo lugar lejos
de ambas liguillas. Tampoco tuvimos éxito en la National, donde
quedamos eliminados ante un rival calificado en un alargue que pudo ser
para cualquiera. Con las metas lejos del alcance dejé de preparar los
partidos a la espera del final rotando permanentemente a mis muchos
delanteros para comenzar a “tirar líneas” de cara al próximo campeonato.
Con ese último ejercicio en pleno proceso me di cuenta que en
MZ –como en varios otros aspectos de la vida- las metas son relativas y
una buena manera de encarar su no consecución es volver a fijarlas. Así
las cosas y en plena temporada 51 comenzamos a pensar en la 52. No sólo
eso, considerando el eterno listado de jugadores con cartel de retiro
decidí retener a toda la patrulla juvenil sin importar sus maxeos. La
idea es recomenzar el proceso formativo pensando en el futuro del club
para aprovechar de paso que los ingresos serán mucho mayores producto de
la importante reducción en los salarios tras las jubilaciones.
Otra
temporada, otros objetivos. Para el primer equipo la meta es retomar a
mediano plazo el nivel competitivo luego de la estampida que nos dejará
–con mucha suerte- con ocho jugadores de cierto nivel dentro de la
cancha. Con tres cupos de extranjero disponibles y un par de “leales”
en la plantilla el desafío será ir sumando uno a uno a jugadores que se
transformen en un verdadero aporte para el equipo. Mejor uno bueno que
dos mediocres.
Para las divisiones menores el horizonte es ir
armando un equipo joven capaz de garantizar el recambio que hace mucho
no tenemos. Muchos partirán en el camino pero algunos se transformarán
en los nuevos líderes de un club con vasta trayectoria que no regala
nada. Por descarte entre 21 juveniles y otros tantos sub 23 más de
alguno deberá –por estadística- superar los constantes maxeos que
suelen limitar a nuestros mejores proyectos. El asunto promete ser, de
paso, un buen incentivo para reencantarme con MZ asumiendo nuevos
desafíos. Tampoco se descarta una nueva postulación en las próximas
elecciones para ser el técnico de La Roja como un buen broche de oro
para nuestra larga permanencia en este juego adictivo.
Así, con
los objetivos claros, la planificación será tomada con calma para evitar
tomar decisiones apresuradas. Esa es la forma –aunque inconstante- que
dejó en nuestras vitrinas algunos trofeos virtuales que de vez en cuando
nos recuerdan que trabajar en serio suele traer recompensas. Lo
anterior es en parte una confesión pero en otra un buen consejo para los
más jóvenes en MZ… y tú… ¿Tienes claras tus metas?
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